Riesgos del consumo de Marihuana en la Niñez
El consumo de marihuana en la población escolar es un problema que requiere atención y acción por parte de los padres y cuidadores. Hablar con los niños sobre los riesgos asociados, aumentar la percepción de riesgo y fortalecer el control parental son estrategias fundamentales para prevenir el consumo temprano de esta droga. Solo a través de la educación y la comunicación abierta podemos proteger a nuestros hijos y ayudarles a tomar decisiones saludables.
Kids UP
1/23/20243 min leer


La marihuana se ha convertido en una de las drogas ilícitas más consumidas por la población escolar en Chile. Según estudios recientes, 1 de cada 5 niños en Chile entre octavo básico y cuarto medio ( ENPE 2021) ha consumido esta droga, lo cual es una cifra alarmante y una de las más altas de Latinoamérica. Las distintas variedades de marihuana, especialmente aquellas con altos niveles de THC, uno de sus componentes adictivos, aumentan los niveles de dependencia y representan un riesgo potente para el desarrollo de adicciones y consumo problemático. En los adolescentes el cerebro se está desarrollando activamente y se seguirá desarrollando hasta aproximadamente los 25 años. Consumir marihuana durante la adolescencia y los primeros años de la adultez puede dañar el cerebro en desarrollo.
Los efectos negativos del consumo de marihuana en adolescentes incluyen:
Dificultad para pensar y resolver problemas
Problemas con la memoria y el aprendizaje
Coordinación reducida
Dificultad para mantener la atención
Problemas con la escuela y la vida social
El consumo de marihuana en edades tempranas puede tener graves consecuencias en el desarrollo cognitivo y emocional de los niños entre ellos en la poda sináptica, un proceso crucial para el desarrollo del cerebro, lo que puede resultar en dificultades de aprendizaje, problemas de memoria y afectar la capacidad de tomar decisiones adecuadas.
Como padres y cuidadores, es fundamental hablar con los niños sobre los riesgos asociados al consumo de marihuana y tomar medidas para prevenir su consumo temprano. A continuación, se presentan algunas estrategias para aumentar la percepción de riesgo y fortalecer el control parental:
1. Educar sobre los efectos y riesgos
Es importante que los padres y cuidadores se informen sobre los efectos y riesgos del consumo de marihuana para poder transmitir esta información de manera clara y precisa a los niños. Explicarles cómo esta droga puede afectar su desarrollo y su salud a largo plazo puede ayudar a generar conciencia sobre los peligros asociados.
2. Establecer una comunicación abierta
Crear un ambiente de confianza y apertura en el hogar es fundamental para que los niños se sientan cómodos hablando sobre cualquier tema, incluyendo las drogas. Estar dispuestos a escuchar sus dudas, inquietudes y opiniones sin juzgarlos es clave para que se sientan seguros al compartir sus experiencias y preocupaciones.
3. Fomentar habilidades de toma de decisiones
Enseñar a los niños a tomar decisiones informadas y responsables desde temprana edad puede ayudar a prevenir el consumo de drogas. Brindarles herramientas para evaluar las consecuencias de sus acciones y resistir la presión de grupo puede fortalecer su capacidad para decir "no" cuando se enfrenten a situaciones de riesgo.
4. Establecer normas claras y límites
Es importante establecer normas claras sobre el consumo de drogas en el hogar y comunicarlas de manera efectiva a los niños. Establecer límites firmes y consecuencias claras en caso de incumplimiento puede ayudar a prevenir el consumo de marihuana y otras drogas.
5. Supervisar las actividades y amistades
Es fundamental que los padres y cuidadores se mantengan informados sobre las actividades de sus hijos y las personas con las que se relacionan. Conocer a sus amigos y supervisar sus actividades puede ayudar a identificar posibles situaciones de riesgo y tomar medidas preventivas.
El consumo de marihuana en la población escolar es un problema que requiere atención y acción por parte de los padres y cuidadores. Hablar con los niños sobre los riesgos asociados, aumentar la percepción de riesgo y fortalecer el control parental son estrategias fundamentales para prevenir el consumo temprano de esta droga. Solo a través de la educación y la comunicación abierta podemos proteger a nuestros hijos y ayudarles a tomar decisiones saludables.